domingo, 11 de octubre de 2009

¿Porque hay tanta maldad? ¿Porque Dios permite el mal, las enfermedades...? (Estudio 1ª Parte)

Pensemos en un padre que tiene su hijo aun pequeño, el cual aun depende de él (es cuidado y educado) pero ese niño con el tiempo va creciendo y experimentando la libertad de poder hacer su propia voluntad, el papá desde su nacimiento siempre procuró enseñarle correctamente para evitar que su hijo no tuviese las consecuencias de un error, pero nunca podrá retenerlo y obligarlo a hacer su voluntad de por vida, todos desde que nacemos tenemos la capacidad de poder elegir obedecer o no. El hijo camina según su voluntad, en momentos desobedece y obtiene las consecuencias de sus hechos. Con esta explicación vemos que no es el papá quien tiene la culpa de que su hijo tenga las consecuencias de obrar mal, él cumplió con su parte. Así es Dios, nos creó libres y libertad es poder elegir, tener voluntad, desde que fuimos caminando con El sabíamos quien era, pero decidimos experimentar algo nuevo por nuestro lado, sin tener en cuenta los consejos de nuestro padre y desobedecimos, es ahí donde entró el mal, osea obtuvimos las consecuencias negativas de esa desobediencia. Dios no tiene la culpa de nuestras decisiones y nuestros actos, igual que el padre el cual mencionamos antes. Estamos viviendo las consecuencias de lo que hicimos y hacemos. Fuimos creados con voluntad propia, en Génesis 2: 15-17 vemos que Dios advierte a Adán de lo que podría pasar si le desobedece y come del árbol prohibido, osea el hombre podía elegir tomar del fruto o no, porque en caso de no tener voluntad, no habría necesidad de que Dios le diera explicación, sino que le diría: “Puedes comer el fruto de todos los árboles del jardín menos del árbol del bien y el mal” y ya acataría esa orden. Génesis 1:26 dice que el hombre es semejante a la trinidad divina, cuando dice: “será semejante a nosotros” y que tendrá poder sobre todo animal que habita en la tierra, tener poder significa autoridad y autoridad significa tener dominio sobre ellos ( tengamos en cuanta que la autoridad que en aquel tiempo teníamos no es igual que la de ahora, ya que no conocíamos el mal y era sana, no como hoy la cual daña). Y en el cap. 3 del mismo libro aprendemos como Satanás, en serpiente astuta, empieza a aprovechar esa capacidad nuestra de poder elegir tentándonos a caminar contra los principios de nuestro Padre Celestial. Con esto nos damos cuenta que no es Dios el culpable de que el mal exista en nosotros y nuestro alrededor, sino nuestra desobediencia y ganas de vivir independientemente sin más dirección que la nuestra y la que nos “conviene”. Pero gracias a su amor por ti y por mi, El se hizo hombre y pago el precio para comprar nuestro perdón y salvación, en Jesucristo tenemos un abogado que nos libera de toda acusación, por El hoy somos libres de condenación. ¡Gracias Papá por tu sacrificio y palabra!

ADORALE PORQUE TE AMA

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