Que arda mi corazón es lo que quiero, que se derrita de amor y reviva con la sangre del Cordero. Mi alma quede postrada a sus pies y derrame el perfume de mi vida. Todo lo que soy se presente ante su presencia como olor fragante. Sea linda melodía y hermoso paisaje para el Rey. Anhelo sentir esa sensación de tenerte a mi lado, llamarte y hallarte, decirte amigo y escuchar tu voz susurrando en mi oído. Tengo sed de ti, cada parte de mí te busca, te necesita. Muéstrame que camino debo seguir.
Todo lo que me ocurrió es por él, lo que me ocurrirá también, por eso, pase lo que pase, lo aceptaré y le agradeceré. No puedo controlar el universo, no puedo pretender dominar lo que tengo, pues me es dado para exaltar su nombre, es su poder el que lo mueve. Caminando por la vida voy, a veces intento correr, otras retroceder, siento que sola estoy, pero no pienso que el camino se sigue abriendo, me estas bendiciendo. Mientras avanzaba, puertas se abrían, permanecía quita observándolas, en un abrir y cerrar de ojos se cerraban, mi corazón se ilusionaba pensando que por allí iba a poder pasar, se desesperaba al descubrir que esa no era la adecuada, miraba alrededor y no veía nada, debía seguir caminando, debo seguir buscando. Me detengo con bajo nivel de fuerzas, lloro, cuestiono, dejo de mirar al frente, de mirar al que su mano me ofrece y con su brazo sostiene. Vuelvo la vista hacia atrás y mi alma empieza a abatirse, me doy cuenta que mi presente no ha cambiado, sigo cayendo con la misma gama de piedra, algo falla, algo no esta bien, comienzo a evaluar, a plantearme diversas preguntas, voy entrelazando cada palabra que me ha sido dada, estudiando cada piedra que me hizo tropezar. Descubro que no deposité mis cargas, mis debilidades en la cruz, no le di toda mi atención a aquel que me regalo vida, mis ilusiones deseo que florezcan por él y para él, sentirme libre gracias al Salvador. Nuevas fuerzas se depositan en mi, fuerzas que vienen del exterior, entendimiento es depositado en mi mente, paz en mi corazón. Son de el que una vez mis ojos miraban, vuelvo a mirarle, sus ojos brillan, me dicen tanto sin pronunciar una sola palabra, mis piernas se levantan, no pesan, avanzan con paso ligero. Puertas veo abrirse, corro hacia ellas, esta vez no se cierran, me entrega bendición, allí encuentro más de lo que creí necesitar, me lleno de gozo, de restauración… regreso al camino… puedo seguir caminando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario